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dijous, 30 de gener del 2020

Intel·ligència (1) --- Inteligencia (1)

[Entrada 300]

Intel·ligència (1)

Persones de gran exigència intel·lectual i potentíssima intel·ligència són avui plenament conscients que el seu destí en la vida —Explicar el que han entès i el que els altres no comprenen o no volen veure— no serveix de res perquè als altres ni els incumbeix ni ho comprenen ni ho volen saber.
Enrique Vila-Matas, escriptor català (Barcelona 1948)
Fóra falsa modèstia i mentiria si digués que no sé si sóc gaire intel·ligent, ja que sé que en sóc. Sento fascinació per les persones intel·ligents amb qui puc parlar i ser aviat entès, i a qui no em costa d'entendre perquè saben explicar-se. Des de molt petit m'han captivat les persones intel·ligents.

A diferència d'altres característiques del món animal i, per tant, de les persones, com el dolor, l'amor o la bellesa, a les quals no hem sabut establir una manera de mesurar-les, si tenim un paràmetre que ens permet comparar dues intel·ligències, en diem QI (quocient intel·lectual, en anglès IQ). Es considera que una persona té una bona intel·ligència quan aquest valor supera el valor 115. La majoria dels universitaris estan dins d''aquest grup. Els superdotats estan per sobre del 130 i els genis per sobre dels 140. Molt poques persones superen el 155. La intel·ligència mitjana de la humanitat està en el valor 100.

Segons m'han dit, he tingut sort de quedar-me amb IQ de 129. Dic sort perquè sé que els nens superdotats solen tenir problemes escolars. No vol dir que jo no en tingués, però em sembla que no van ser gaire greus. Tot i que recordo que m'avorria a classe sobretot a primària. Després dels 12 anys vaig començar a interessar-me pel que passava a classe, malgrat que els docents que he patit no sempre han tingut el mínim de qualitat que jo hauria exigit. No vaig haver d'estudiar per aconseguir una bona nota fins que no vaig ser a la universitat. Això de posar-hi colzes no em va caler fins als 17 anys vaig decidir treure una bona nota a la «sele».

Ens passem la infància i l'adolescència tancats en centres docents: escoles, instituts i universitats, i quan sortim al carrer, quan comencem a treballar, ens adonem que el món es mou per altres paràmetres i que el professor o mestre tot poderós és una fal·làcia, una construcció que ens ha tingut sotmesos. Potser per això els meus pares es van ocupar de què els meus germans i jo coneguéssim altres mons a més de l'escolar.

Ens va tocar practicar esport fora dels centres on estudiava, fer convivències amb altres nens i nois a un esplai del barri. Eren llocs on hi havia nois i noies de totes les classes socials. A partir dels 16 anys ens cercaven treball per a l'estiu, perquè ens forméssim una idea més realista del que és el món laboral. Els diners que guanyàvem ens els quedàvem i ens els deixaven gastar com volguéssim. En aquella edat jo ja tenia un cos digne de ser envejat. I encara el tinc perquè he sabut mantenir-lo.

Dit això, us explicaré com em vaig enamorar d'un professor de la universitat força més gran que jo i del que vaig haver de fer per aconseguir-lo. Ja m'enteneu, oi?

(Continuaré en el següent post)

Una abraçada.








Inteligencia (1)

Personas de gran exigencia intelectual y potentísima inteligencia son hoy plenamente conscientes de que su destino en la vida —Explicar lo que han entendido y lo que los demás no comprenden o no quieren ver— no sirve de nada porque los otros ni les incumbe ni lo comprenden ni quieren saber.
Enrique Vila-Matas, escritor catalán (Barcelona 1948)
Sería falsa modestia y mentiría si dijera que no sé si soy muy inteligente, ya que sé que lo soy. Siento fascinación por las personas inteligentes con quien puedo hablar y ser bien entendido, y a los que no me cuesta entender porque saben explicarse. Desde muy pequeño me han cautivado las personas inteligentes.

A diferencia de otras características de mundo animal y, por tanto, de las personas, como el dolor, el amor o la belleza, a las cuales no hemos sabido establecer una manera de medirlas, si tenemos un parámetro que nos permite comparar dos inteligencias, lo llamamos CI (cociente intelectual, en inglés IQ). Se considera que una persona tiene una buena inteligencia cuando este valor supera el valor 115. La mayoría de los universitarios están dentro de este grupo. Los superdotados están por encima del 130 y los genios por encima de los 140. Muy pocas personas superan el 155. La inteligencia media de la humanidad está en el valor 100.

Según me han dicho, he tenido suerte de quedarme con IQ de 129. Digo suerte porque sé que los niños superdotados suelen tener problemas escolares. No significa que yo no los tuviera, pero me parece que no fueron muy graves. Aunque recuerdo que me aburría en clase sobre todo en primaria. Después de los 12 años empecé a interesarme por lo que pasaba en clase, a pesar de que los docentes que he sufrido no siempre han tenido el mínimo de calidad que yo habría exigido. No tuve que estudiar para conseguir una buena nota hasta que no estuve en la universidad. Eso de poner codos no me hizo falta hasta que a los 17 años decidí sacar una buena nota en la «sele».

Nos pasamos la infancia y la adolescencia encerrados en centros docentes: escuelas, institutos y universidades, y cuando salimos a la calle, cuando empezamos a trabajar, nos damos cuenta de que el mundo se mueve por otros parámetros y que el profesor o maestro todo poderoso es una falacia, una construcción que nos ha tenido sometidos. Quizá por eso mis padres se ocuparon de que mis hermanos y yo conociéramos otros mundos además del escolar.

Nos tocó practicar deporte fuera de los centros donde estudiaba, y convivir con otros niños y chicos en un «esplai» (centro juvenil o ludoteca) de mi barrio. En esos lugares estuve en contacto con chicos y chicas de todas las clases sociales. A partir de los 16 años nos buscaban trabajo para el verano, para que nos formáramos una idea más realista de lo que es el mundo laboral. El dinero que ganábamos nos los quedábamos y nos los dejaban gastar como quisiéramos. A esa edad yo ya tenía un cuerpo digno de ser envidiado. Y aún lo tengo porque he sabido mantenerlo.

Dicho esto, os contaré como me enamoré de un profesor de la universidad bastante mayor que yo y de lo que tuve que hacer para conseguirlo. Ya me entendéis, ¿verdad?

(Continuaré en el siguiente post)

Un abrazo.


4 comentaris:

  1. No voy a ser tan hipócrita como para declarar que un buen cuerpo no me calienta. Pero cuando el atractivo se limita solo a lo físico, el único vínculo posible es el sexual y será irremediablemente pasajero. En cambio, la inteligencia, el atractivo intelectual plantea un sinnúmero de posibilidades que se complementan y se retroalimentan hasta la eternidad. Tampoco es cierto que todos los hombres inteligentes sepan coger bien, pero cuando encontramos a uno que sí, es el momento de concentrar toda nuestra atención en él, jeje.

    Esperaré ansioso la continuación de este relato.

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    1. Espero que no te canses, puesto que lo he partido en 5 fragmentos para no hacer post demasiado largos.

      Como somos un conjunto inseparable de racionalidad, emotividad e instinto, creo que no podemos separar una cosa de otra cuando nos enamoramos. Hay quien valora más que sepa coger, otros sus sentimientos (que sea buena persona por ejemplo) otros su inteligencia. Lo que te llevas con una persona es todo, sin separar, ¿no?

      Un abrazo.

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  2. Es un muy buen cóctel eso de tener un físico privilegiado + ser inteligente. Nunca me puse a evaluar la inteligencia de los físicos privilegiados que me atraen. Pero discrepo de lo que dice Zeky's más arriba, cuando dice que la atracción física será solo sexual e irremediablemente pasajera. Yo hago hincapié en el físico y también en la personalidad de mi pareja, más allá de que sea inteligente o no. Claro que por las edades que me atraen, inteligentes o no, casi todos están en la edad de la 'pavada'.

    Besos!

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    1. Insisto en que la persona va más allà de su belleza o su inteligencia, la persona es un todo en el qual también entran emociones además de instintos y razón o inteligencia... Por eso hay de todo en el mundo de las relaciones, atracciones pasajeras, amores eternos etc. Estoy de acuerdo con Zeck que una atracción basada en el follar (coger) tiene una base menos sólida que la basada en el pensamiento o la inteligencia, però no todo es eso. Però tengo claro que la persona és un todo en la qual el físico tiene su peso y lo mental y emocional, también.

      Además, cada relación es un mundo y no hay dos relaciones iguales.

      Un abrazo.

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