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dijous, 28 d’abril del 2016

Junts? --- ¿Juntos?


[Entrada 126]

Junts?


Se sol argumentar que els països grans tenen un potencial major, tenen millors possibilitats de prosperar, però la història ens presenta un clar contraexemple, un exemple que diu tot el contrari. Al voltant del segle XV la Xina era un estat unificat i poderós, capdavanter mondial en ciència, tecnologia i navegació marítima. Mentrestant l'endarrerida Europa rebia a través del món islàmic el progrés científic i tecnològic d'orient. I també a través d'ells recuperava el que quedava de la seva pròpia cultura, un saber que provenia de babilonis i altres pobles del Creixent Fèrtil, i també d'egipcis, grecs i romans. Xina semblava tenir un avantatge insuperable. En canvi entre 1492 i 1914 el 88% del territori del món (inclòs el de Xina) va dependre en algun moment d'algun dels estats europeus, ja fos en forma de colònia o d'alguna altra forma d'explotació comercial i de submissió cultural. Europa va occidentalitzar el món.

El text que presento al final del post (en versió castellana) correspon a una part de l'epíleg del llibre de Jared Diamond: Guns, Germs, and Steel: The Fates of Human Societies (Armes, gèrmens i acer: Els destins de les societats humanes) escrit el 1997 i que va guanyar del premi el Premi Pulitzer l'any següent. El llibre analitza el progrés de la civilització des del seu origen intentant trobar la resposta a una pregunta aparentment senzilla: Per què Pizarro va conquerir l'Imperi Inca vencent Atahualpa a Cajamarca i no van ser els inques qui van conquerir el regne de Castella?

Al fragment adjunt es donen les claus del triomf d'Europa al món, front d'altres possibles estats candidats a fer-se'n els amos. L'autor argumenta que el principal avantatge d'Europa va ser la seva balcanització, el fet d'estar formada per petits estats que competien uns amb els altres, on hi havia diversitat política. Aquests estats europeus van haver de progressar força més i més de pressa que altres més grans que havien estat tecnològicament més avançats.

Sens dubte aquests arguments que demostren que no sempre pertànyer a un gran estat és avantatjós, que una diversitat d'estats competint entre ells és a al llarga una millor opció, alimenten d'una banda l'euro-escepticisme, i de l'altre l'independentisme de les diverses regions espanyoles i europees que aspiren esdevenir estats independents amb o sense Unió Europea. Val la pena no oblidar que la Unió Europea va ser concebuda als EUA precisament perquè tanta diversitat se'ls feia indominable... També per això, però no només per això, el projecte de TTIP (supersecret) fa molta, però molta, por.

Una abraçada.








¿Juntos?


Se suele argumentar que los países grandes tienen un potencial mayor, tienen mejores posibilidades de prosperar, pero la historia nos presenta un claro contra-ejemplo, un ejemplo que dice todo lo contrario. Alrededor del siglo XV China era un estado unificado y poderoso, líder mundial ciencia, tecnología y navegación marítima. Mientras la atrasada Europa recibía a través del mundo islámico el progreso científico y tecnológico de oriente. Y también a través de ellos recuperaba lo que quedaba de su propia cultura, un saber que provenía de babilonios y otros pueblos del Creciente Fértil, y también de egipcios, griegos y romanos. China parecía tener una ventaja insuperable. En cambio entre 1492 y 1914 el 88% del territorio del mundo (incluido el de China) dependió en algún momento de alguno de los estados europeos, ya fuera en forma de colonia o de alguna otra forma de explotación comercial y de sometimiento cultural. Europa occidentalizó el mundo.

El texto que presento al final del post (en versión castellana) corresponde a una parte del epílogo del libro de Jared Diamond: Jared Diamond: Guns, Germs, and Steel: The Fates of Human Societies (Armas, gérmenes y acero: La sociedad humana y sus destinos) escrito en 1997 y que ganó el premio el premio Pulitzer al año siguiente. El libro analiza el progreso de la civilización desde su origen intentando encontrar la respuesta a una pregunta aparentemente sencilla: ¿Por qué Pizarro conquistó el Imperio Inca venciendo a Atahualpa en Cajamarca y no fueron los incas quienes conquistaron el reino de Castilla?

En el fragmento adjunto se dan las claves del triunfo de Europa en el mundo, frente a otros posibles estados candidatos a hacerse los dueños de él. El autor argumenta que la principal ventaja de Europa fue su balcanización, el hecho de estar formada por pequeños estados que competían unos con otros, donde había diversidad política. Esos estados europeos tuvieron que progresar bastante más y más deprisa que otros mayores que habían sido tecnológicamente más avanzados.

Sin duda esos argumentos que demuestran que no siempre pertenecer a un gran estado es ventajoso, que una diversidad de estados compitiendo entre ellos es el larga una mejor opción, alimentan por una parte el euro-escepticismo, y por la otra el independentismo de las diversas regiones españolas y europeas que aspiran convertirse en estados independientes con o sin Unión Europea. Vale la pena recordar que la Unión Europea fue concebida en EEUU precisamente porque tanta diversidad se les hacía indominable... También por eso, però no solo por eso, el proyecto de TTIP (supersecreto) da mucho, pero mucho, miedo.

Un abrazo.







Jared Diamond; Armas, gérmenes y acero: La sociedad humana y sus destinos. Madrid 2007


Epílogo

[...]

Una segunda extensión será a escalas geográficas menores y escalas temporales más breves que las de este libro. Por ejemplo, la siguiente pregunta obvia se les ha ocurrido ya probablemente a los lectores: ¿por qué, dentro de Eurasia, fueron las sociedades europeas, y no las del Creciente Fértil, China o India, las que colonizaron América y Australia, tomaron la delantera en cuanto a tecnología y llegaron a ser política y económicamente dominantes en el mundo moderno? Un historiador que hubiera vivido en cualquier época entre 8500 a.C. y 1450, y que hubiera intentado predecir entonces las trayectorias históricas futuras, habría afirmado sin duda que la dominación final de Europa era el resultado menos probable, porque Europa fue la más atrasada de estas tres regiones del Viejo Mundo durante la mayor parte de esos 10.000 años. Desde 8500 a.C. hasta el auge de Grecia, y después de Italia, a partir de 500 a.C., casi todas las grandes invenciones de Eurasia occidental —la domesticación de animales, la aclimatación de plantas, la escritura, la metalurgia, la rueda, los estados, etc.— surgieron en el Creciente Fértil o cerca de esta región. Hasta la proliferación de los molinos de agua a partir de 900, la Europa situada al oeste o al norte de los Alpes no aportó nada de especial relevancia a la tecnología o la civilización del Viejo Mundo; por el contrario, fue receptora de avances procedentes del Mediterráneo oriental, el Creciente Fértil y China. Incluso desde 1000 hasta 1450, la corriente de ciencia y tecnología se dirigió de forma predominante hacia Europa a partir de las sociedades islámicas que se extendían desde India hasta el norte de África, y no a la inversa. Durante esos mismos siglos, China estuvo a la cabeza del mundo en tecnología, tras haber emprendido la producción de alimentos muy poco después que el Creciente Fértil.

¿Por qué, pues, el Creciente Fértil y China perdieron finalmente su enorme delantera de miles de años sobre una Europa que partió mucho después? Se pueden señalar, desde luego, los factores inmediatos que explican el ascenso de Europa: el desarrollo de una clase mercantil, el capitalismo y la protección de los inventos mediante patentes, el no haber desarrollado déspotas absolutos e impuestos aplastantes, y su tradición greco-judeo-cristiana de investigación empírica y crítica. Con todo, a pesar de tales causas inmediatas, debemos formular la pregunta de la causa última: ¿por qué estos factores inmediatos también surgieron en Europa, y no en China o el Creciente Fértil?

En lo que al Creciente Fértil se refiere, la respuesta es clara. Una vez perdida la ventaja de salida de la que había disfrutado gracias a la concentración localmente accesible de plantas silvestres y de animales domesticables, el Creciente Fértil no poseía ninguna ventaja geográfica de peso. La desaparición de esa ventaja de salida puede analizarse en detalle, del mismo modo que el desplazamiento hacia el oeste de los imperios poderosos. Después del nacimiento de los estados del Creciente Fértil en el cuarto milenio a.C., el centro del poder permaneció inicialmente en el Creciente Fértil, rotando entre imperios como los de Babilonia, los hititas, Asiria y Persia. Con la conquista griega de todas las sociedades avanzadas desde Grecia hasta India bajo Alejandro Magno a finales del siglo IV a.C., el poder efectuó finalmente su primer desplazamiento irrevocablemente hacia el oeste. Se desplazó más al oeste con la conquista de Grecia por Roma en el siglo II a.C., y después de la caída del Imperio romano se movió finalmente de nuevo, hacia Europa occidental y septentrional.

El principal factor en estos desplazamientos se hace evidente en cuanto se compara el Creciente Fértil moderno con las descripciones antiguas de la región. Hoy en día, las expresiones «Creciente Fértil» y «líder mundial de la producción de alimentos» son absurdas. Grandes zonas del antiguo Creciente Fértil son ahora desierto, semidesierto o estepa, o terreno intensamente erosionado o salinizado, inútil para la agricultura. La efímera riqueza actual de algunas naciones de la región, basada en el solo recurso no renovable del petróleo, oculta la antigua y profunda pobreza de la región y su dificultad para alimentarse.

En la antigüedad, sin embargo, gran parte del Creciente Fértil y de la región del Mediterráneo oriental, incluida Grecia, estaba cubierta de bosques. La transformación de la región de bosques fértiles a maleza erosionada o desierto ha sido aclarada por paleobotánicos y arqueólogos. Sus bosques fueron talados para la agricultura, o cortados para obtener madera para la construcción, o quemados en forma de leña o para fabricar yeso. Debido a las bajas precipitaciones, y por tanto a la baja productividad primaria (proporcional a la precipitación), el rebrote de la vegetación no pudo seguir el ritmo de su destrucción, especialmente ante el exceso de pastoreo de las abundantes cabras. Una vez eliminada la cubierta de árboles y hierba, la erosión avanzó y los valles se encenagaron, mientras la agricultura de regadío en un medio con bajo nivel de precipitaciones condujo a la acumulación de sal. Estos procesos, que comenzaron en el Neolítico, han continuado hasta la época moderna. Por ejemplo, los últimos bosques cercanos a la antigua capital nabatea de Petra, en la moderna Jordania, fueron talados por los turcos otomanos durante la construcción del ferrocarril de Hejaz, poco antes de la primera guerra mundial.

Así pues, las sociedades del Creciente Fértil y el Mediterráneo oriental tuvieron la desgracia de surgir en un medio ecológicamente frágil. Cometieron suicidio ecológico al destruir su base de recursos. El poder se desplazó hacia el oeste a medida que la sociedad del Mediterráneo oriental, a su vez, se debilitaba, a partir de las sociedades más antiguas, las del este (el Creciente Fértil). Europa septentrional y occidental evitaron esta suerte, no porque sus habitantes fuesen más inteligentes sino porque tuvieron la buena suerte de vivir en un entorno mucho más sólido, con un nivel de precipitaciones muy superior, en el que la vegetación vuelve a crecer rápidamente. Gran parte de Europa septentrional y occidental puede seguir albergando una agricultura intensiva y productiva en nuestros días, 7.000 años después de la llegada de la producción de alimentos. En realidad, Europa recibió sus cultivos, animales domésticos, tecnologías y sistemas de escritura del Creciente Fértil, que después se autoeliminó gradualmente como centro principal de poder e innovación.

Así fue como el Creciente Fértil perdió su temprana y enorme ventaja de salida sobre Europa. ¿Por qué China también perdió su ventaja? Su retraso es sorprendente en un principio, porque China disfrutaba de indudables ventajas: un nacimiento de la producción de alimentos tan temprano como en el Creciente Fértil; diversidad ecológica desde China septentrional hasta la meridional y desde el litoral hasta las altas montañas de la meseta tibetana, que dio origen a una diversidad de cultivos, animales y tecnología; una superficie extensa y productiva, que alimentaba a la población humana regional más numerosa del mundo; y un medio menos seco o ecológicamente frágil que el del Creciente Fértil, que permite aún a China albergar una agricultura intensiva y productiva después de casi 10.000 años, aunque sus problemas ambientales vayan en aumento hoy en día y sean más graves que los de Europa occidental.

Estas ventajas generales y esta ventaja de salida permitieron que la China medieval se pusiese a la cabeza del mundo en tecnología. La larga lista de sus grandes primicias tecnológicas incluye el hierro fundido, la brújula, la pólvora, el papel, la imprenta y muchas otras a las que ya nos hemos referido. También estuvo a la cabeza del mundo en poder político, navegación y dominio de los mares. A comienzos del siglo XV envió flotas en busca de tesoros, formadas cada una por cientos de embarcaciones que podían superar los 100 m de eslora y con unas tripulaciones totales de hasta 28.000 hombres, cruzando el océano Índico, hasta las costas orientales de África, décadas antes de que las tres minúsculas carabelas de Colón cruzasen el estrecho océano Atlántico para llegar a las costas orientales de América. ¿Por qué las embarcaciones chinas no bordearon África por el cabo más meridional del continente, continuando hacia el oeste para colonizar Europa, antes de que las tres enclenques embarcaciones de Vasco da Gama bordearan el cabo de Buena Esperanza rumbo al este y dieran comienzo a la colonización de Asia oriental por Europa? ¿Por qué los barcos chinos no cruzaron el Pacífico para colonizar las costas occidentales de América? ¿Por qué, en una palabra, China perdió su ventaja tecnológica frente a la antes tan atrasada Europa?

El fin de las flotas chinas buscadoras de tesoros nos ofrece una pista. Siete de aquellas flotas zarparon de China entre 1405 y 1433. A partir de este último año fueron suspendidas como consecuencia de una aberración típica de la política local que pudo suceder en cualquier lugar del mundo: una lucha por el poder entre dos facciones de la corte china (los eunucos y sus oponentes). La primera facción había sido identificada con el envío y capitaneo de las flotas. De ahí que cuando la segunda facción se impuso en una lucha por el poder, dejó de enviar flotas, desmanteló finalmente los astilleros y prohibió la navegación de altura. Este episodio nos recuerda la legislación que estranguló el desarrollo del alumbrado eléctrico público en Londres en el decenio de 1880, el aislacionismo de Estados Unidos entre la primera y la segunda guerras mundiales y distintos pasos atrás en distintos países, todo ello motivado por cuestiones políticas locales. Pero en China hubo una diferencia, porque toda la región estaba unificada políticamente. Una sola decisión detuvo las flotas en toda China. Aquella decisión temporal se hizo irreversible, porque no quedaron astilleros para producir barcos que demostrasen la insensatez de aquella decisión temporal, y para actuar como núcleo de la reconstrucción de otros astilleros.

Comparemos ahora estos hechos de China con lo que sucedió cuando las flotas de exploración comenzaron a navegar desde la Europa políticamente fragmentada. Cristóbal Colón, italiano de nacimiento, cambió su lealtad hacia el duque de Anjou en Francia, y después hacia el rey de Portugal. Cuando éste rechazó su petición de naves para emprender la exploración rumbo al oeste, Colón recurrió al duque de Medina-Sidonia, quien también la rechazó, y después al conde de Medinaceli, quien hizo otro tanto, y finalmente al rey y la reina de España, que rechazaron la primera petición de Colón pero finalmente aceptaron su nuevo requerimiento. Si Europa hubiera estado unida bajo cualquiera de los tres primeros gobernantes, la colonización de América podría no haber visto la luz todavía.

De hecho, precisamente porque Europa estaba fragmentada, Colón triunfó en su quinto intento de convencer a uno de los cientos de príncipes de Europa para que le patrocinara. Una vez que España hubo iniciado de este modo la colonización europea de América, otros estados europeos vieron que la riqueza fluía hacia España, y fueron seis los que se apuntaron a la colonización de América. La historia se repitió en el caso del cañón, la luz eléctrica, la imprenta, las pequeñas armas de fuego e innumerables innovaciones de Europa: todas ellas encontraron al principio indiferencia u oposición en algunas partes de Europa por razones idiosincrásicas, pero una vez adoptadas en una zona, se difundieron finalmente al resto de Europa.

Las consecuencias de la falta de unidad de Europa presentan un marcado contraste con las de la unidad de China. La corte china decidía de vez en cuando poner fin a otras actividades, además de a la navegación ultramarina: abandonó el desarrollo de una compleja máquina de hilar propulsada por agua, retrocedió cuando estaba al borde de una revolución industrial en el siglo XIV, demolió o prácticamente abolió los relojes mecánicos después de estar a la cabeza del mundo en fabricación de relojes, y abandonó los ingenios mecánicos y la tecnología en general a partir de finales del siglo XV. Estos efectos potencialmente perjudiciales de la unidad han estallado de nuevo en la China moderna, especialmente durante la locura de la Revolución Cultural de los decenios de 1960 y 1970, cuando una decisión de uno o unos cuantos dirigentes cerraron todos los sistemas escolares del país durante cinco años.

La frecuente unidad de China y la permanente desunión de Europa tienen una larga historia. Las zonas más productivas de la China moderna se unieron políticamente por primera vez en 221 a.C., y así han permanecido durante la mayor parte del tiempo transcurrido desde esa fecha. China sólo ha tenido un sistema de escritura desde el comienzo, una sola lengua dominante durante mucho tiempo, y una considerable unidad cultural durante dos mil años. En cambio, Europa nunca ha estado ni remotamente cerca de la unificación política: estaba aún escindida en 1.000 pequeños estados independientes en el siglo XIV, en 500 pequeños estados en 1500, llegó a un mínimo de 25 estados en el decenio de 1980, y a partir de ese momento su número aumentó de nuevo, hasta casi 40 en el momento de escribir esta frase. Europa tienen aún 45 lenguas, cada una de ellas con su propio alfabeto modificado, y una diversidad cultural mayor aún. Las discrepancias que continúan frustrando hoy en día incluso los modestos intentos de unificación europea a través de la Unión Europea (UE) son sintomáticos del arraigado compromiso de Europa con la desunión.

De ahí que el verdadero problema para comprender la pérdida de preeminencia política y tecnológica de China ante Europa radique en comprender la unidad crónica de China y la desunión crónica de Europa. La respuesta nos la sugieren de nuevo los mapas. El litoral de Europa es sumamente recortado, con cinco grandes penínsulas que se acercan a las islas en su aislamiento, y todas las cuales desarrollaron lenguas, grupos étnicos y gobiernos independientes: Grecia, Italia, la península Ibérica, Dinamarca y Noruega/Suecia. El litoral de China es mucho más uniforme, y sólo la cercana península de Corea alcanzó una importancia independiente. Europa tiene dos islas (Gran Bretaña e Irlanda) suficientemente grandes como para afirmar su independencia política y mantener sus propias lenguas y etnicidades, y una de ellas (Gran Bretaña) bastante grande y cercana como para convertirse en una gran potencia europea independiente. Pero la superficie de las dos islas más grandes de China, Taiwán y Hainán, no representa en cada caso ni la mitad de la superficie de Irlanda; ni hubo una gran potencia independiente hasta la aparición de Taiwán en las últimas décadas; y el aislamiento geográfico de Japón hizo que este país estuviera más aislado políticamente del resto del continente asiático que Gran Bretaña de la Europa continental. Europa está dividida en unidades lingüísticas, étnicas y políticas independientes por altas montañas (los Alpes, los Pirineos, los Cárpatos y los montes escandinavos), mientras que las montañas de China al este de la meseta tibetana son barreras mucho menos formidables. El núcleo de China está unido de este a oeste por dos largos sistemas fluviales navegables situados en ricos valles aluviales (los ríos Yangtsé y Amarillo), y está unido al norte y al sur por conexiones relativamente fáciles entre estos dos sistemas fluviales (vinculados finalmente por canales). En consecuencia, China estuvo dominada desde muy pronto por dos grandes zonas geográficas centrales de alta productividad, sólo separadas débilmente entre sí y finalmente fusionadas en un solo centro. Los dos ríos más importantes de Europa, el Rin y el Danubio, son más pequeños y conectan una superficie mucho menor de Europa. A diferencia de China, Europa tiene muchas zonas centrales pequeñas y dispersas, ninguna bastante grande como para dominar a las demás durante mucho tiempo, y cada una de ellas centro de estados crónicamente independientes.

Una vez unificada finalmente China, en 221 a.C., ningún otro Estado independiente tuvo nunca la oportunidad de surgir y perdurar durante mucho tiempo en China. Aunque los períodos de desunión reaparecieron en varias ocasiones después de 221 a.C., siempre acabaron en la reunificación. La unificación de Europa, en cambio, ha resistido los intentos de conquistadores tan resueltos como Carlomagno, Napoleón y Hitler; ni siquiera el Imperio romano en su apogeo llegó a controlar más de la mitad de la superficie europea.

Así pues, la conexión geográfica y unas barreras internas sólo modestas dieron a China una ventaja inicial. China septentrional, China meridional, el litoral y el interior aportaron diferentes cultivos, ganado, tecnologías y rasgos culturales a la China finalmente unificada. Por ejemplo, el cultivo del mijo, la tecnología del bronce y la escritura nacieron en China septentrional, mientras que el cultivo de arroz y la tecnología de la fundición del hierro surgieron en China meridional. Durante gran parte de este libro hemos hecho hincapié en la difusión de la tecnología que tiene lugar en ausencia de grandes obstáculos. Pero la conexión de China se convirtió finalmente en desventaja, porque la decisión de un déspota podía, y así sucedió reiteradamente, detener la innovación. En cambio, la balcanización geográfica de Europa tuvo como resultado decenas o cientos de pequeños estados y centros de innovación independientes y competidores. Si un Estado no continuaba con una innovación concreta, otro lo hacía, obligando a los estados vecinos a hacer lo mismo o a ser conquistados, o a quedar rezagados económicamente. Las barreras de Europa fueron suficientes para impedir la unificación política, pero insuficientes para poner fin a la difusión de tecnologías e ideas. Nunca ha habido un déspota que haya podido cerrar el grifo para toda Europa, como sucedía en China.

[...]




7 comentaris:

  1. JAJAJAJAJAJA...! Ese escrito está bien para la masa yanki, y para los que quieran manipular "barnizando" de intelectualidad a la masa.

    Por una parte; se abunda en el "oscurantismo medival", CRISTIANO; para atacar, a base de repetir una mentira que las PIEDRAS de las catedrales se empeñan contradecir, mientras se pretende defender una ¿balcanización? de los "Estados Nación" de la Edad Moderna tras el término de la micronización fragmentaria de la Europa feudal que, según esa tesis, habría sido un motor de progreso. ¡QUÉ CONTRADICTORIO!

    La tesis capitalista de: "la competencia mejora el producto" es debe aplicar con premisas verdaderas, sin enmascarar la competencia, no con falsedades.

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    1. ¿Masa yanki? Resulta que eso es lo que se está enseñando hoy en las universidades de nuestro país. ¿Són masa yanki nuestras universidades?

      ¿O es que querías decir bolchevique?

      Ese yankee plantea evidencias, aunque tu las qualifiques de "mentiras" y de "falsedades". Todos sabemos lo que tuvo que hacer Colón para conseguir que alguien le facilitara su primer viaje. No es mentira, sabemos que fue así. Si Europa hubiera sido un solo estado, con un único rey o emperador, no hubiera habido una segunda oportunidad como pasó en China cuando el estado dejó de financiar los viajes a ultramar.

      Negar las evidencias, eso es mentir y falsear. No el razonar sobre ellas.

      La ignorancia es muy atrevida.

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  2. No puedo estar más en desacuerdo con Betulo. Si bien la perspectiva cultural es claramente occidental. Pero esta victimización que constantemente hace de si desde su defensa del cristianismo hace evidente que se queda en una lectura del dogma católico muy estricta que no le permite valorar históricamente el valor revolucionario del cristianismo. El cristianismo es la única religión en la que hasta Dios en un momento dado es ateo. "¡Eloi, Eloi, Laba Sabacthani!". Equilibra la tensión conceptual entre amo y esclavo para favorecer cambios estructurales sustanciales pues a través del cristianismo el esclavo descubre que su situación no tiene sentido. Es un cambio radical, siendo una religión de preceptos que precisaban adaptarse a distintos contextos para tener éxito, y favoreció la constitución de la actual comprensión de lo que es Europa, lo igual a sí mismo que hay en Europa. La posibilidad de reivindicar la feminidad a través de la figura de la Eva Cristiana, Maria... El cristianismo no es malo ni se le ataca sin razón. A menudo los ateos demuestran tener más conocimientos en Religión y /o historias de las religiones que los que distorsionan la historia. Así como es legítimo tener todo esto en cuenta también lo es comentar lo que no estuvo tan bien. ¿O es que a caso crees que , a pesar de que tenga un serio rechazo hacia las religiones cristianas protestantes, Lutero no aprovechó buenas razones para dar lugar a lo que se llamaría la guerra de los 30 años? ¿El comportamiento decadente de los católico a lo largo de los siglos XVI y XVII? Bah, Quizás ni sepas ni apenas entiendas lo que fue ese conflicto. No sé ni para que me molesto a hablar con un tótem de la Isla de Pascua.

    Besis, mantén tus manitas alejadas de los nenes.

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    1. Totalmente de acuerdo contigo. Las visiones dogmáticas carecen de fundamento y son inamovibles e impermeables, pero también fruto de una ignorancia supina ya que el dogma impide cualquier clase de crítica, reflexión, razonamiento o argumento. Y solo pueden recurrir a la descalificación o la negación de la evidencia... No se puede admitir el debate. Solo hace falta ver el uso de las palabras "mentira", "falsedades", o "verdaderas".

      Muchas gracias por la aportación de tu comentario.

      Un abrazo.

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    2. Te corrijo; los cristianos, SOMOS los únicos creyentes en la Trascenncia que, continuamente, somos ateos; pues nos cuestionamos nuestra participación relativa de la SABIDRÍA absoluta permanentemente.

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  3. A los nenes sebosos no les manoseo sus masas; a los otros, NI LOS TOCO.

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    1. No aprendiste a insultar en el colegio franciscano en el que te pasaste cursos enteros con una polla en la boca? Tenia entendido que erais las clases altas reaccionaroas las cebadas. Sois inútiles, como decía Hegel, sois lo inesencial, un animal de granja qie damos de comer sin sentido y os cebáis, y lo esencial se os deshará de vosotros

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