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dimecres, 28 de novembre del 2018

L'ocàs (2) --- El ocaso (2)

[Entrada 245]

L'ocàs (2)

I comença a girar al nostre voltant
la roda dels amors que fan l’amor.
I comença a imposar-se enllà del temps,
contra la por, el somriure de l’atzar.
Feliu Formosa (Sabadell 1934)
Tinc el costum de mantenir converses, a vegades llargues, amb els nois que m'atenen al bordell, en aquest cas dissimulat com a centre de massatges. Normalment, en acabar, quan els dos hem quedat ben satisfets, m'interesso per la persona, pregunto pel seu origen, on ha nascut, on viu, que fa a banda del bordell, etc. També parlem de música, i altres aficions si les tenen. En aquestes converses he après, per exemple, què és el parkour. Així també vaig saber que n'Òscar estava acabant els estudis per ser auxiliar de clínica i que no gaire temps més tard abandonaria el bordell per dedicar-se al seu ofici en el món hospitalari.

Vaig intentar donar-li continuïtat a la nostra relació fora de l'àmbit del bordell, però s'hi va negar en rodó. Deia que quan deixés el bordell no volia fer-ho més. És a dir, fora del bordell no es volia prostituir. Era un noi seriós, al que costava de fer somriure, i amb les idees ben clares. Jo vaig insistir, ―amb tu m'ho passo molt bé, mai m'havia entès tan bé amb ningú― va replicar amb ―jo m'ho passo bé amb tothom―. Vaig veure que la conversa l'incomodava i cada cop estava més tens, així que li vaig donar la propina que acostumo a donar en funció de com han anat les coses, que en el seu cas sempre era la màxima, i ens vam acomiadar. No hi vaig insistir més.

Unes setmanes després vaig anar al bordell i em van dir que no hi era i que ja no hi seria més. Havia plegat definitivament. Anys després en Lorenzo em va explicar que s'havien fet amics al bordell i que n'Òscar havia mort poc temps després de deixar el bordell en un estúpid accident domèstic. Havia caigut d'una escala canviant una bombeta i s'havia desnucat.

Aquell dia l'encarregat em va fer passar tots els nois disponibles i entre ells va aparèixer en Lorenzo, que llavors encara el coneixia com Luis. Com que en guardava un bon record vaig triar-lo. Mentre ens despullàvem... Cal dir que n'Òscar i jo quasi sempre començàvem vestits, i quan ens havíem tret tota la roba entre carícies i petons, amb la polla ben dura, anàvem a la dutxa. En canvi en Luis sempre em feia despullar per anar a dutxar-nos junts i allà, mentre ens rentàvem l'un a l'altre, començàvem a tocar-nos. Anys després, quan ja era en Lorenzo, em diria que no li agrada compartir la dutxa. Com deia, mentre ens despullàvem per dutxar-nos, li vaig dir ―Te había olvidado―, em va somriure ―No quiero que me olvides― va ser la seva replica. I ho va aconseguir. La nostra relació dins del bordell i després fora, va durar uns quants anys.

Lorenzo, quan encara era en Luis, va aconseguir la nacionalitat espanyola, va aprendre el castellà que es parla aquí sense perdre aquell to ensucrat de la seva forma de parlar i va començar a preocupar-se pel seu futur. Ens enteníem força bé, tant al llit com en les converses posteriors. Un dia li vaig dir, ―creo que tu y yo podríamos llegar a ser buenos amigos― i vam començar a tractar-nos com a tals.

.../...

Una abraçada.








El ocaso (2)

Y comienza a girar a nuestro alrededor
la rueda de los amores que hacen el amor.
Y comienza a imponerse más allá del tiempo,
contra el miedo, la sonrisa del azar.
Feliu Formosa (Sabadell 1934)
Tengo la costumbre de mantener conversaciones, a veces largas, con los chicos que me atienden al burdel, en este caso disimulado como centro de masajes. Normalmente, al terminar, cuando los dos hemos quedado muy satisfechos, me intereso por la persona, pregunto por su origen, donde ha nacido, donde vive, que hace aparte del burdel, etc. También hablamos de música, y otras aficiones si las tienen. En estas conversaciones he aprendido, por ejemplo, qué es el parkour. I así también supe que Óscar estaba terminando los estudios para ser auxiliar de clínica y que no mucho tiempo más tarde abandonaría el burdel para dedicarse a su oficio en el mundo hospitalario.

Intenté darle continuidad a nuestra relación fuera del ámbito del burdel, pero se negó en redondo. Decía que cuando dejara el burdel no quería hacerlo más. Es decir, fuera del burdel no se quería prostituirse. Era un chico serio, al que costaba hacer sonreír, y con las ideas muy claras. Yo insistí, ―contigo me lo paso muy bien, nunca me había entendido tan bien con nadie― a lo que replicó con ―yo me lo paso bien con todo el mundo―. Vi que la conversación le incomodaba y cada vez estaba más tenso, así que le di la propina que suelo dar en función de cómo han ido las cosas, que en su caso siempre era la máxima, y nos despedimos. No insistí más.

Unas semanas después fui al burdel y me dijeron que no estaba y que ya no estaría más. Se había despedido definitivamente. Años después en Lorenzo me contó que se habían hecho amigos en el burdel y que Óscar había muerto poco tiempo después de dejar el burdel en un estúpido accidente doméstico. Había caído de una escalera cambiando una bombilla y se había desnucado.

Ese día el encargado me presento a todos los chicos disponibles y entre ellos apareció Lorenzo, al que entonces aún lo conocía como Luis. Como guardaba un buen recuerdo de él lo elegí. Mientras nos desnudábamos... Hay que decir que Óscar y yo casi siempre empezábamos vestidos, y cuando nos habíamos quitado toda la ropa entre caricias y besos, con la polla muy dura, íbamos a la ducha. En cambio Luis siempre me hacía desnudar para ir a ducharnos juntos y allí, mientras nos limpiábamos el uno al otro, empezábamos a tocarnos. Años después, cuando ya era Lorenzo, me diría que no le gusta compartir la ducha. Como decía, mientras nos desnudábamos para ducharnos, le dije ―Te Había olvidado―, me sonrió ―No quiero que me olvides― fue su replica. Y lo consiguió. Nuestra relación dentro del burdel y después fuera, duró unos cuantos años.

Lorenzo, cuando aún era Luis, consiguió la nacionalidad española, aprendió el castellano que se habla aquí sin perder ese tono azucarado de su forma de hablar y empezó a preocuparse por su futuro. Nos entendíamos bastante bien, tanto en la cama como en las conversaciones posteriores. Un día le dije, ―creo que tú y yo podríamos llegar a ser buenos amigos― y empezamos a tratarnos como tales.

.../...

*[He mantenido en cursiva los textos escritos en castellano en el texto original en catalán.]

Un abrazo.


2 comentaris:

  1. Qué cosas extrañas tienen ustedes! Burdeles con chicos? Acá no existen burdeles de chicos. Sólo de mujeres. Si quieres un chico tienes que salir a buscarlo a la calle o directamente en algún chat. Ni siquiera hay lugares específicos para encontrar chicos que se prostituyan. No tengo experiencias con chicos prostitutos pero me imagino que esa reserva que tenía ese chico es porque se prostituía más por necesidad que por otra cosa y al hacer amistad, debe temer que nazca entre él y el 'cliente' algún tipo de sentimientos que lo lleve a dejar de lucrar con su cuerpo. En realidad no lo sé, sólo se me ocurre.

    Besos!

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    Respostes
    1. Como contaré en otro capítulo de este relato, existían, però hace poco cerraron el último que quedava. Internet acabó con ellos.

      Creo que aún existe alguna agència que te garantiza que los chicos estan sanos y que no són delincuentes... Però la verdad és que lo ignoro.

      Muchas gracias por comentar.

      Un abrazo.

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