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dijous, 6 de novembre del 2014

Cobdícia --- Codicia

[Entrada 75]

Cobdícia


Que la cobdícia, el desig vehement de riquesa, sigui un pecat capital no em diu res, també ho és la luxúria i per a mi el desig sexual és una cosa natural i fins i tot saludable. Em sembla clar que la repressió del desig sexual ens fa mal, i que en canvi una pràctica sexual més lliure i oberta és força millor per a la nostra salut física i mental. Per contra la cobdícia descontrolada fa força més mal que bé.

Segons sembla la cobdícia forma part dels nostres instints de supervivència i ha estat un dels elements del nostre èxit com a especie animal, però em temo que duta a l'extrem, descontrolada, pot complicar força el nostre futur com a especie.

Cada dia la riquesa disponible al planeta està en mans de menys persones i aquestes persones cada dia són més riques i cosa que va a expenses d'altres que cada dia són més pobres. Per això la misèria creix sense parar en especial al món occidental. Els pobres no tenen diners per comprar i per tant el consum baixa. Si el consum baixa les fabriques han de reduir la seva producció i per tant tan poden haver de reduir la plantilla o que hagin de tancar, cosa que genera nous aturats que seran nous candidats a caure en risc de pobresa. Aquest cercle viciós que només es pot trencar amb una bona redistribució de la riquesa, és a dir, amb la intervenció dels estats.

D'altre banda la globalització ha deixat els estats indefensos davant de l'oligarquia financera (i antidemocràtica, afegeix Piketty) ja que els obliguen a comportaments que només afavoreixen en aquesta oligarquia, com avantatges fiscals o la reducció del deute. Si només afavoreixen en aquesta oligarquia vol dir que ens perjudiquen als altres. A més, aquesta oligarquia pot forçar crisis econòmiques per aconseguir efectes que desitgen, com acabar amb el que se n'ha dit la societat del benestar, és a dir, amb l'ensenyament, la sanitat i altres serveis públics, és a dir, a l'abast de tots; i amb la redistribució de la riquesa i l'oci.

El creixement econòmic és una cosa limitada, només es pot créixer fins un punt determinat, no podem basar-nos en això, no tenim més remei que buscar sistemes sostenibles, però això no és de l'interès d'aquesta oligarquia financera (i antidemocràtica). Els experts diuen que el sistema està esgotat, que cal canviar-lo. Però, serem capaços de fer-ho democràticament? Pacíficament? Ens permetrà aquesta oligarquia el canvi incruent? Els ho permetrà la seva cobdícia?

Una abraçada






Codicia


Que la codicia, el deseo vehemente de riqueza, sea un pecado capital no me dice nada, también lo es la lujuria y para mí el deseo sexual es algo natural e incluso saludable. Me parece claro que la represión del deseo sexual nos hace daño, y que en cambio una práctica sexual más libre y abierta es bastante mejor para nuestra salud física y mental. Por el contrario la codicia descontrolada nos perjudica bastante más que nos beneficia.

Al parecer la codicia forma parte de nuestros instintos de supervivencia y ha sido uno de los elementos de nuestro éxito como especie animal, pero me temo que llevada al extremo, descontrolada, puede complicar bastante nuestro futuro como especie.

Cada día la riqueza disponible en el planeta está en manos de menos personas y esas personas cada día son más ricas lo cual va a expensas de otros que cada día son más pobres. Por eso la miseria crece sin parar en especial en el mundo occidental. Los pobres no tienen dinero para comprar y por tanto el consumo baja. Si el consumo baja las fabricas deben reducir su producción y por lo tanto puede que tengan que reducir la plantilla o que tengan que cerrar, lo cual genera nuevos parados que seran nuevos candidatos a caer en riesgo de pobreza. Este círculo vicioso que sólo puede romperse con una buena redistribución de la riqueza, es decir, con la intervención de los estados.

Por otro lado la globalización ha dejado los estados indefensos ante la oligarquía financiera (y antidemocrática, añade Piketty) ya que los obligan a comportamientos que sólo favorecen a esa oligarquía, como ventajas fiscales o la reducción de la deuda. Si sólo favorecen a esa oligarquía significa que nos perjudican a los demás. Además esa oligarquía puede forzar crisis económicas para conseguir efectos que desean, como acabar con lo que se ha llamado la sociedad del bienestar, es decir, con la enseñanza, la sanidad y otros servicios públicos, es decir, al alcance de todos; y con la redistribución de la riqueza y el ocio.

El crecimiento económico es algo limitado, solo se puede crecer hasta un punto determinado, no podemos basarnos en eso, no tenemos más remedio que buscar sistemas sostenibles, pero eso no es del interés de esa oligarquía financiera (y antidemocrática). Los expertos dicen que el sistema está agotado, que hay que cambiarlo. Pero, seremos capaces de hacerlo democráticamente? Pacíficamente? Nos permitirá esa oligarquía el cambio incruento? Se lo permitirá su codicia?

un abrazo

4 comentaris:

  1. No creo q unos pocos renuncien a la codicia para beneficiar a muchos. Ni personas ni Estados.

    Que algún cambio tiene q haber, tiene q haber pero no creo q sea pacífico ni democrático. Esto terminará cuando la pobreza sea generalizada y los pobres del mundo reaccionen.

    Por ahora, se dejan someter y sobreviven como pueden.

    Pero el sometimiento se terminará antes de q nosotros terminemos con la sociedad como la concebimos. Lo q no sé es cuánto tiempo más deberá pasar y si a ese cambio lo veré en vida.

    Besos!

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    1. Sin duda los ricos no van a renunciar a sus ventajas voluntariamente y sin ofrecer resistencia. En eso estamos completamente de acuerdo. Yo también me temo que esos cambios inevitables difícilmente se van a producir por vías democráticas ni pacíficas (aunque me gustaría). Pero eso me hace dudar desearte que lo vivas, o que lo veas...

      Muchas gracias por la aportación de tu comentario.

      Un abrazo.

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  2. Creo que es casi un sueño imposible eso de conseguir un reparto equitativo de la riqueza en el mundo en que vivimos. Además por ninguna vía.
    Las élites que acaparan el poder económico, no son sólo los que tienen el dinero, si no los que poseen el poder absoluto a todos los niveles. La misma democracia, que se supone fue creada utilizando la separación constitucional de poderes, ejecutivo, legislativo y judicial con el fin de impedir que, (en palabras del propio Jefferson), dejásemos a los corderos a merced de los lobos, trabaja ahora en contra de los intereses con las que fue creada. Es fácil afirmar que hoy en día cualquier democrácia ha pervertido en mayor o menor grado sus mecanismos hasta el punto de llegar a gobernar, legislar y proteger en favor de mantener los privilegios de las élites económicas y las oligarquías financieras por encima (o en contra), de las de la propia ciudadanía, desarrollando al mismo tiempo una efectiva estrategia de represión, y sometimiento al ciudadano que prácticamente nos impide cuestionar la autoridad y nos convierte en pura masilla en manos de los que ejercen el poder. Ni siquiera un derecho tan fundamental como el de huelga, que es además una de las pocas herramientas efectivas con las que contamos, somos capaces de utilizarlo de forma mayoritaria, contundente y solidaria. Resulta también en este punto de lo más revelador ver como en España, a poco que se ha podido vislumbrar la posibilidad de un cambio de modelo en el horizonte, ya han saltado las oligarquías financieras a defender sus intereses, con los señores de Barclays, PE Morgan, o Bank of America, recordando los mecanismos de represión del Sistema para el que intente salirse del redil.
    Es evidente que la desigualdad llevada a extremos provoca violencia. Que no puedas acceder a un trabajo digno, a una educación para tus hijos, o a una sanidad efectiva, o que incluso te falte a ti o a los tuyos comida o un techo en el que cobijarte, es violencia pura y dura. Forma parte de la propia naturaleza que ante una agresión respondamos de manera análoga, pero han conseguido alinearnos de tal forma que muchos antes de enfrentarse al auténtico poder que les oprime se sacarían los ojos unos a otros.Una de las mejores estrategias de los lobos para asegurarse el poder es dividir, porque saben que si todos los corderos se unieran en su contra podrían acabar con ellos. Estas tácticas de manipulación y enfrentamiento entre ciudadanos que se han venido utilizando durante siglos siguen funcionando de maravilla. De aquí vienen "los extranjeros
    Se quedan las ayudas", " nos quitan el trabajo", "los españoles nos están robando" , mientras que esas élites, que en último término no conocen más patria que su propio dinero, sacan el verdadero beneficio. Siempre he creído que para el pueblo que aspira a la igualdad real de oportunidades y a la redistribución justa de la riqueza no hay otro sentido que el de pensar que todos somos iguales, que las fronteras nos hacen menos libres y que la única fuerza que tenemos a nuestro favor para defender nuestros legítimos derechos e intereses está en la de ser la mayoría. Desde la división poco se va a conseguir, primero porque en el mejor de los casos, cada grupo tendería a luchar por sus propios intereses en contra del resto y segundo porque cuando aspirásemos a algo que hiciese peligrar los privilegios de terceros, desde fuera actuarían para neutralizarlo, ya que no les habríamos desprovisto de las herramientas con las que pueden hacerlo. Soy consciente de que este argumento que estoy defendiendo, al final suena a aquella vieja proclama socialista de "proletarios del mundo uníos", que ahora suena tan rancia y denostada después de que no sólo fracasara fuera, si no que se pudriera dentro de sus fronteras, pero lo cierto hoy sigue siendo que no existe otra manera.
    Muchas gracias por tu atención y por las reflexiones tan interesantes que propones siempre.

    Un abrazo

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    Respostes
    1. Pues mira creo no te falta razón. La historia esta llena de ejemplo de lo que dices. La fuerza está en manos de los pobres simplemente porque somos muchos más, y ellos (la oligarquía) tratan por todos los medios de evitar que tomemos consciencia de ello.

      De todas formas creo que el cambio de sistema va ser inevitable y eso nos da una oportunidad que deberíamos saber aprovechar. Lo malo es que me temo el uso de la fuerza tanto en un sentido como en el otro lo cual nos puede llevar a situaciones inimaginables y a sistemas mucho más desfavorables... Cuando digo eso pienso en la revolución rusa de 1917.

      Muchas gracias a ti por esos comentarios tan ricos que dan un contrapunto de realidad a mis reflexiones.

      Un abrazo.

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